Lavar los pies
En el mundo antiguo lavar los pies era una
práctica muy habitual: este era el primer
gesto de acogida y hospitalidad que se
ofrecía a un huésped o a un amigo cuando
llegaba a una casa, como signo de que era
bienvenido y se le invitaba a compartir
todo cuanto se tenía.
El papa Francisco, en el lavatorio de pies
del Jueves Santo, dijo a un grupo de unos
50 chicos y chicas de varias naciones que
participaron en la eucaristía: “Esto es un
símbolo y un gesto: lavar los pies quiere decir que estoy a tu servicio”, que se está dispuesto “a ayudar
a los demás”. “Cuando el cristiano no sale de sí mismo para evangelizar, entonces se enferma”.
La invitación de Jesús a lavar los pies a otros expresa su amor y su deseo de servicio a todos.
Y tú, ¿qué estás dispuesto/a a hacer por las personas a las que amas? Busca un modo concreto
de demostrárselo y hacérselo saber.
¿A quién estás dispuesto a lavar los pies?
Jesús, en esta cena, realiza un gesto para hacer ver algo que para Él es muy importante: el
servicio. Piensa en otras actitudes importantes en la relación con los demás y qué gestos
realizarías para que quedaran en evidencia (ejemplos: saludar con una sonrisa, mirar a los
ojos cuando te hablan o te diriges a otra persona, recoger un papel que haya en el patio
cuando estés en el recreo, ayudar a poner la mesa en casa...).
Para servir no necesitamos hacer grandes cosas. Elabora en tu cuaderno tres listas que tengan
que ver con posibilidades de realizar algún servicio en casa, en el colegio y en el barrio.
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